Botero
Prólogo Si Felisberto Hernández no hubiera escrito “La casa inundada”, la presente obra jamás se hubiera creado. Ésta surge desde varias técnicas experimentales semejantes al palimpsesto (llamadas por el autor “mutilatura”), y tras varios años de reconstrucciones y quites y agregues, termina convirtiéndose en una breve trilogía que, si bien es del todo independiente, debe el comienzo a la obra mencionada. Profundizar en el desarrollo y fin, es tema aparte y excede lo introductorio. En cuanto al contenido, la riqueza yace en que ofrece múltiples interpretaciones, y queda abierta a la experiencia y aporte del lector. Nada más como orientación, el lector se hallará ante un personaje principal inestable, en un mundo donde lo delirante es lo cotidiano. Nuestro “héroe”, que convive con un racimo de villanos, es desterrado por su mal vivir y, por sus faltas morales, se ve envuelto en una espiral decadente que parece no tener fin. El oficio de botero (amén de lo simbólico), que se vio obligado a aceptar, raya en la esclavitud en provecho del poderoso con profundas raíces malévolas (lectura política-metafísica). Cuando este trabajador alucinado se rebela contra el poder, se producen desastres descomunales. Curiosamente, las víctimas no merecen conmiseración alguna, porque si nuestro “héroe” ha sido un antihéroe, todo lo que le rodea es aún peor. |
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